Yo era feliz y lo sabía
Tengo un grupo en WhatsApp llamado “Yo era feliz y lo sabía“. En este grupo somos solo 3 personas. Junto a mí hay dos colaboradores que tuve en mi tiempo en Artecola, mis amigos Anderson Arnold y Graciela Schonardie.
Creamos este grupo porque realmente fuimos felices en el tiempo que trabajamos juntos. Y eso lo sabíamos. Logramos crear un equipo pequeño, unido y eficiente. Además de las grandes contribuciones profesionales en la empresa para la que trabajamos, pudimos disfrutar de ese tiempo. Estábamos felices y lo sabíamos, porque aprendimos a trabajar en un ambiente de armonía, donde uno apoyaba al otro de una manera genuina, desinteresada y sincera.
Me pongo a pensar en lo importante que es trabajar en un ambiente agradable y de amistad. Finalmente, pasamos la mayor parte de nuestro tiempo en el lugar de trabajo. Y creo que tengo el secreto para hacer esto posible: sé el amigo y el compañero de trabajo que quieres que sean los demás.
El tema fundamental es entender que no depende de otros. Depende de ti, depende de mí. Así como “una manzana podrida puede dañar a todas en una canasta”, también “una sola lámpara puede iluminar una habitación entera”. Por eso, tu puedes ser la luz que falta en tu oficina o trabajo.
No por nada Jesús nos dijo que somos “la luz del mundo” (Mateo 5:14). Entonces sé tú la luz en tu trabajo. Tal como Anderson y Graciela fueron luz en mi vida.
Oración: Señor, quiero ser luz en este mundo, quiero ser un buen compañero de trabajo y ayudar a crear siempre un ambiente de paz y armonía donde quiera que esté trabajando. Amén!
Versículo base: “Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse. Ni se enciende una lámpara para cubrirla con un cajón. Por el contrario, se pone en la repisa para que alumbre a todos los que están en la casa. Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo.” (NVI) Mateus 5: 14-16