¡Aleluya! ¡Cristo Vive!

La palabra nos dice que un domingo como hoy, las mujeres se levantaron muy de mañana para ir al sepulcro, donde estaba Jesús, a llevar especias aromáticas que habían preparado. Todavía era difícil para cada una de ellas, superar la pérdida de su amo. Es muy probable que sus mentes estaban confundidas y perdidas, pues no podían comprender cómo podía estar muerto aquel que resucitó a Lázaro, que sanó a tantos enfermos y que anunció las maravillas del reino de Dios.
Llegan al sepulcro y lo encuentran abierto: la piedra ha sido removida. Uno puede imaginar la reacción de asombro al encontrar la tumba vacía. La palabra dice que estaban “perplejas ”. Y entonces se encontraron con dos hombres, con “vestiduras resplandecientes”. Y estos hombres preguntan: “¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?”
¡Aleluya! ¡Cristo vive! Esas mujeres ya no necesitan visitar una tumba. Y desde ahora, sabemos que podemos vencer la tan temida muerte. ¡Aleluya! ¡Cristo vive! Y porque Él vive, puedo creer en el mañana.
Hoy te invito a leer y meditar, junto con tu familia, en el texto de Lucas 24, versículos 1 al 8:
Lucas 24 (RV1960)
1 El primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas.
2 Y hallaron removida la piedra del sepulcro;
3 y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.
4 Aconteció que estando ellas perplejas por esto, he aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes;
5 y como tuvieron temor, y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?
6 No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea,
7 diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día.
8 Entonces ellas se acordaron de sus palabras.