Los que están en la carne no pueden agradar a Dios

Encontramos en Romanos, en el capítulo 8, una palabra valiosa, que comprendida e interiorizada, es transformadora. A lo largo del capítulo, Pablo nos advierte sobre la diferencia entre lo que produce la carne y lo que produce el espíritu. En el versículo 5 dice que “los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.”.
Por eso, los cristianos ayunamos. El ayuno no es una penitencia ni un castigo a nuestro cuerpo, como una forma de causar sufrimiento. El principal objetivo del ayuno es debilitar la carne y fortalecer el espíritu. Por eso ayunamos. Porque “el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz”, nos dice Pablo en Romanos 8:6.
Y en el versículo 7 va más allá. Dice que “los designios de la carne son enemistad contra Dios”. Y si pretendo ser amigo de Dios, debo eliminar toda mi inclinación hacia la carne.
Finalmente, en el versículo 8, Pablo advierte que “los que viven según la carne no pueden agradar a Dios”. Es interesante ver que no dice que los que están en la carne no quieren o no desean agradar a Dios. Es mucho más que no querer o desear. Quien está en la carne no puede agradar a Dios. Aunque quieras, no puedes. Aunque desees hacerlo, no podrás. Incluso si lo intentas, fracasarás.
¿Quieres agradar a Dios? Debilita tu carne y fortalece tu espíritu. Ayuna, ora, lee su palabra.
Oración: Señor, quiero debilitar mi carne y fortalecer mi espíritu, para poder agradarte con mi vida. Amén.
Texto base: Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.
Romanos 8:5-9 (RV1960)