Una doble vida
Ocurrió el pasado 6 de enero, en Bogotá, Colombia. Un policía solicitó un día libre para atender una calamidad familiar. El mismo día, dos atracadores en motocicleta, perpetraron un robo, en el que la víctima fue inicialmente atropellada con la motocicleta, para luego tratar de quitarle sus pertenencias. La víctima, sin embargo, aún después de ser atropellada, reaccionó, gritó y los vecinos salieron de sus casas para intervenir en el incidente. Los dos ladrones fueron reducidos por los vecinos, que llamaron a la policía. Y para sorpresa de los policías, uno de los atracadores era precisamente el policía que había solicitado un día libre para atender una calamidad familiar.
Este policía mantenía una doble vida, jugando en dos “equipos”. Era policía y ladrón. Pero como nos dice la palabra de Dios, “nadie puede servir a dos señores”. Y cuando eliges el camino del mal, automáticamente renuncias al camino del bien. Por eso, el día que este policía eligió ser un criminal, tomó su decisión y renunció a su vida en el lado correcto, el lado de la justicia, que se convirtió sólo en un “disfraz” de su verdadera identidad: la de ladrón.
No es diferente con la vida cristiana. Muchos viven una doble vida. Se dicen cristianos, van a la iglesia, muchos incluso son líderes, pastores o evangelistas. Pero esconden una vida de adulterio, pornografía, deshonestidad y violencia. Asisten a la iglesia los domingos, pero entre semana, golpean a sus esposas, tienen relaciones extramatrimoniales, consumen pornografía o hacen negocios ilícitos. Pero en esta doble vida, cuando eligen pecar, no saben que ya ha renunciado a su posición de cristiano.
Pero “no se engañen: de Dios nadie se burla. Cada uno cosecha lo que siembra”, nos dice Gálatas 6:7. Todos aquellos que llevan una doble vida se están burlando de Dios. Pero cosecharán lo que están sembrando, tal como cosechó este policía.
Oración: Señor, no quiero mantener una doble vida. Ayúdame, Señor, a abandonar mi pecado y vivir verdaderamente el cristianismo. Amén.
Versículo base: No se engañen: de Dios nadie se burla. Cada uno cosecha lo que siembra (NVI2022) Gálatas 6:7