Tragedia es no cambiar
Esta semana, una amiga compartió un texto en Facebook, cuyo título decía: “¡La separación no es una tragedia, pero vivir en una relación infeliz sí lo es!”. Luego, me tomé la molestia de leer el texto completo. Obviamente, un texto que fomenta el divorcio cuando no eres feliz en el matrimonio.
Pero observe una cosa: en ningún momento del texto se mencionó la palabra de Dios y lo que hace su ausencia en el matrimonio. Y si, el final del matrimonio es una tragedia, porque la familia (y una familia empieza con un matrimonio) es el plan perfecto de Dios, y una familia separada y dividida, ¡sí que es una tragedia, no me digas que no lo es! Pero al decir esto, no quiero decir que uno debe vivir infeliz en un matrimonio, ¡sino que debemos buscar en Dios y en Su palabra todo lo que nos falta para ser buenos compañeros en la vida! La tragedia es no querer cambiar, no escucha al otro, no saber cómo o cuando rendirse y convertirse en una mejor persona. Yo y tu no nos convertiremos en mejores personas por nuestras fuerzas. Solo en Dios y en su palabra encontraré lo que me falta para ser el compañero que debo ser.
Entonces, busquemos cada día en Dios y en Su palabra lo que nos falta para que podamos cambiar. Porqué no cambiar, no evolucionar, no crecer, esto si es una tragedia!
Oración: ¡Señor, quiero cambiar, evolucionar, crecer, convertirme en un mejor esposo y compañero! Y sé que en ti y en tu palabra encuentro todo lo que necesito para lograr esto. Amén!
Versículo base: “Toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto, donde está el Padre que creó las lumbreras celestes, y que no cambia como los astros ni se mueve como las sombras.” (NVI) Santiago 1: 17