Antes que vengan los malos días
Estaba leyendo sobre la vida de Michael Schumacher, quien, al menos por ahora, todavía comparte con Lewis Hamilton el título de mayor campeón de la historia de la Fórmula 1, con 7 títulos de campeón mundial. Y descubrí que fue el 30 de agosto de 1992, su primera victoria en la Fórmula 1, en el Gran Premio de Bélgica. Michael Schumacher tenía entonces sólo 23 años.
Michael Schumacher sufrió un grave accidente de esquí el 29 de diciembre de 2013. Se golpeó la cabeza contra una roca y, aún llevando el casco puesto, entró en coma. Actualmente, su real estado de salud no es de conocimiento público, pues la familia optó por la absoluta privacidad. Sin embargo, según informes de su misma familia, está consciente y se está recuperando poco a poco, en su casa, en Suiza. El accidente ocurrió menos de una semana antes de cumplir 45 años.
Al leer sobre su vida, pensé en el versículo de Eclesiastés 12, versículo 1: “Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud: antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: ‘No tengo en ellos contentamiento'”.
Lo más probable del texto de Eclesiastés, es que hace referencia a la vejez, como los días malos. Pero me puse a pensar que, la gran verdad, es que no sabemos cuándo vendrán los días malos. Para Michael Schumacher, el mal día llegó poco antes de sus 45 años, una edad, que particularmente, siempre he considerado como la edad exacta de la mitad de la vida.
Entre el 30 de agosto de 1992 y el 29 de diciembre de 2013 se pasaron 7791 días. Casi 8 mil días de por medio, entre el inicio de una carrera brillante, llena de reconocimientos profesionales, premios y victorias. Hasta llegar el mal día, inesperadamente, de sorpresa, sin previo aviso.
No estamos libres de la llegada del mal día. Pero sabemos lo que debemos hacer: recordar a nuestro creador antes de que llegue ese día. Quizás el Señor tenga misericordia de nosotros y el mal día sólo vaya acompañado de las tradicionales penurias de la vejez. Sin embargo, en cualquier caso, debemos estar preparados y buscar a Dios todos los días.
Oración: Señor, quiero recordarte, mientras estoy lleno de vida, con fuerza en mis piernas y brazos. No sé que me traerá el día de mañana, ni lo que me deparará, pero decido buscarte, todos los días de mi vida. Amén.
Versículo base: “Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud: antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: “No tengo en ellos contentamiento”“. (BRVA2015) Eclesiastés 12:1