Una acción valiente
El BAP Pacocha fue un submarino estadounidense, hundido el 26 de agosto de 1988, tras ser impactado por un barco pesquero japonés. Las investigaciones señalarían que el submarino se hundió debido una acción irresponsable por parte del barco japonés. El accidente, sin embargo, se hizo conocido por la increíble acción de 22 marineros, que tras 23 horas bajo el agua, en la más completa oscuridad y con poco oxígeno, optaron por una arriesgada operación de salida, a pulmón libre. Y así lo hicieron. Y de manera sorprendente y casi inexplicable, en las condiciones más adversas posibles, los 22 marineros sobrevivieron. El accidente, por otro lado, dejó un total de 8 muertos.
Recuerdo entonces, que muchas veces, es necesaria una acción valiente para salir de una situación adversa. Un matrimonio que se está desmoronando, un hijo que se está perdiendo o una vida que va por el camino equivocado son sólo algunos ejemplos de situaciones de la vida que pueden requerir una acción valiente.
Una acción valiente es, la mayoría de las veces, incómoda y arriesgada. No controlamos todas las variables, pero sabemos que hay que hacer algo o las consecuencias podrían ser desastrosas. Y mencionaré aquí sólo 2 acciones valientes, que se deben considerar para superar una adversidad:
1 – Pedir perdón
Confiésense los pecados unos a otros
Santiago 5:16a
Pedir perdón es una acción valiente. Sólo los valientes tienen la capacidad de pedir perdón, reconocer sus faltas y buscar humildemente la reconciliación. Cada historia tiene dos lados y cada lado tendrá sus propios errores. Pero se necesita mucho coraje para olvidar cuál fue el error de la otra parte y reconocer sólo los propios errores y pedir perdón sin poner un “pero” en la frase.
2 – Perdonar
Sean comprensivos con las faltas de los demás y perdonen a todo el que los ofenda
Colosenses 3:13a
Si pedir perdón es una acción valiente, perdonar también lo es. Sí, porque perdonar no es fácil. Perdonar significa renunciar a nuestra pérdida, filtrar nuestros sentimientos y tocar nuestras emociones de lo más profundo. Perdonar es renunciar a mis derechos, extender gracia y misericordia, muy probablemente a alguien que no es digno de recibirla. Y debemos perdonar, incluso a aquellos que no nos han pedido perdón. Cuando Jesús en la cruz, oró pidiendo perdón para sus verdugos, ellos no le habían pedido perdón. Al contrario, se burlaban de él.
Intenta imaginar cómo sería un mundo en el que todos aprendamos a perdonar y a pedir perdón. ¿Cómo sería tu familia, con más perdón? ¿Cómo sería tu iglesia, con menos resentimiento, amargura y rencor, y llena de perdón?
No esperes al otro, empieza por ti mismo. El perdón es una acción valiente, tanto para quien lo pide como para quien lo da.
Oración: Señor, reconozco que me cuesta perdonar y pedir perdón. Ayúdame Señor a vivir el perdón, como aprendo en tu palabra. Amén.
Versículo base: Por el contrario, sean amables unos con otros, sean de buen corazón, y perdónense unos a otros, tal como Dios los ha perdonado a ustedes por medio de Cristo. (NTV) Efésios 4:32