Dios y el paracaídas
Se dice que un pastor predicaba acerca de confiar en que Dios estará con nosotros en todas y cada una de las situaciones. Y para dar un ejemplo, hizo la siguiente ilustración:
– “Necesitamos confiar en Dios como confiamos en un paracaídas. Saltamos, confiando en que él se abrirá y nos sostendrá durante la caída”.
Entonces un hermano preguntó:
– “Pastor, ¿y qué pasa si mi paracaídas no se abre?”
El pastor pensó unos segundos y respondió:
– “En ese caso, puedes seguir confiando en que Dios te espera con los brazos abiertos”.
Toda la congregación se puso a reír.
Saltar en paracaídas es un ejemplo interesante de lo que es la fe. Saltamos porque tenemos fe que el paracaídas se abrirá. Él está ahí, dentro de la mochila y esperamos que esté correctamente doblado y que al activarse, se abra como se espera. Pero aún más grande, sería tener suficiente fe para saltar sin un paracaídas, simplemente creyendo que en el momento adecuado, Dios enviará la liberación.
¡No! Esta reflexión no te está diciendo que saltes de un avión sin paracaídas. Tampoco es una recomendación de hacer locuras en nombre de la fe. Pero es verdad, que es más fácil tener fe, cuando tengo un paracaídas, aunque sigue siendo un acto de fe.
Y por eso Jesús dijo que la fe tiene tamaño. “Porque tienen muy poca fe — les respondió Jesús—. Si tuvieran siquiera una fe tan pequeña como un grano de mostaza, podrían decirle a aquella montaña que se quitara de en medio y se quitaría. Nada les sería imposible“. Saltar sin paracaídas es tener la fe que mueve montañas. Y en nuestro caminar de fe, comenzamos confiando en un paracaídas dado por Dios. Pero a medida que pasa el tiempo, comprendemos, que realmente no lo necesitamos.
Tu paracaídas puede ser tu trabajo, tu casa o tu empresa. Y sin duda, te fueron dados por Dios. Pero es importante que recuerdes siempre que, aunque falte alguno de ellos, Él sigue siendo Dios y no necesita un paracaídas. Él tiene control sobre todas las cosas.
Oración: Señor, quiero tener la fe que mueve montañas. Quiero tener fe, aunque a la hora de saltar, me falte un paracaídas. Amén.
Versículo base: Porque tienen muy poca fe —les respondió Jesús—. Si tuvieran siquiera una fe tan pequeña como un grano de mostaza, podrían decirle a aquella montaña que se quitara de en medio y se quitaría. Nada les sería imposible. (NBV) Mateo 17:20