¿Coincidencias o “Dioscidencias”?
¿Te gustan las historias sobre coincidencias increíbles? Voy a contar 2 de ellas.
En 2003, en Estados Unidos, una niña de 10 años llamada Laura Buxton, escribió su nombre y dirección en un globo rojo y lo lanzó al viento durante una fiesta de cumpleaños. Tenía la esperanza de que alguien encontrara el globo y respondiera al mensaje. El globo de Laura recorrió una distancia aproximada de 225 km, donde fue encontrado por otra niña, también de 10 años y que también se llamaba Laura Buxton. Sorprendentemente, ambas niñas se llamaban Laura Buxton y tenían exactamente la misma edad. Se hicieron amigas.
En 2002, también en Estados Unidos, dos mujeres iban sentadas, una al lado de la otra en un vuelo de Los Ángeles a Denver. En su conversación informal durante el vuelo, se enteraron de que habían nacido el mismo día y en el mismo hospital en Honolulu, Hawái. Además, sus padres habían elegido el mismo nombre para ellas: Linda Lee. Y las coincidencias no quedaron ahí. Las dos Linda Lee también se habían graduado de la misma universidad y tenían trabajos similares como secretarias ejecutivas. También se hicieron amigas.
Por definición, coincidencia es cuando dos eventos suceden por casualidad, en donde habían remotas posibilidades, dentro de las leyes de probabilidad. Sin embargo, los que creemos en Dios nos gusta usar una palabra diferente, que ni siquiera existe en el diccionario: “Dioscidencia“. Aunque sabemos que las coincidencias sí ocurren, más allá de las bajas probabilidades, creemos que Dios es quien provoca ciertas coincidencias en esta vida. Y más que eso: creemos que Dios se complace en provocarlas, y por eso las llamamos “Dioscidencias”.
En el versículo de hoy, la palabra nos dice que Dios pone delante de nosotros, una puerta abierta, que nadie puede cerrar, porque se agrada de nuestras obras.
Mi amado hermano y hermana, cuanto más conectados estemos con Dios, más “Dioscidencias” causará Él en tu vida. Cuanto más lo buscamos cada mañana, más lo vemos en el trabajo, en la familia, llevando nuestros “globos” al lugar correcto o poniendo el contacto indicado al lado de nuestro asiento en el vuelo. Él es el Dios que abre puertas que nadie puede cerrar. ¿Tu crees?
Oración: Señor, quiero buscarte cada mañana y darte cada situación de mi vida, porque sé que tus acciones son poderosas. Amén.
Versículo base: Yo conozco tus obras. Por tanto he puesto delante de ti una puerta abierta que nadie puede cerrar. Aunque tienes poco poder, has guardado Mi palabra y no has negado Mi nombre. (NBA2005) Apocalipse 3:8