Supérate a ti mismo
Una Olimpiada cuenta con la participación de los principales atletas alrededor del mundo, en los más diferentes deportes. Y es interesante pensar que muchos de ellos van a los Juegos Olímpicos, sabiendo que no ganarán una medalla. Si tomamos como ejemplo los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, un total de 11.800 deportistas compitieron por 340 medallas de oro, y muchos de ellos compitieron sabiendo que no conseguirían el primer puesto. Pero aun así, estoy plenamente convencido de que los 11.800 atletas participaron en la competencia, motivados y comprometidos a dar lo mejor de sí mismos. Y eso tiene una explicación: un atleta compite contra sí mismo. Deportista de primer nivel, da lo mejor de sí porque quiere mejorar su tiempo en 1 segundo, en medio segundo o en dos décimas de segundo. Él quiere mejorar su resultado anterior. Si en la edición anterior, llegó en el puesto 18, ahora quiere estar entre los 12 primeros, porque entonces, habrá superado a sí mismo, mejorando en 6 posiciones.
Así debemos vivir los cristianos, cada día. Nuestra búsqueda y motivación debe ser superarnos a nosotros mismos. Ser mejores padres, hermanos y profesionales cada día. Ser un mejor amigo, vecino o compañero de trabajo. Nuestro objetivo debe ser aprender cada día más de la palabra de Dios y ser más parecidos a Cristo, que es nuestra “medalla de oro“.
¿Cómo sería una persona, que pudiera ser mejor cada día? Si tú y yo pudiéramos mejorar solo 1% al día, en 1 año, seríamos 37 veces mejores que cuando empezamos.
Mi amado hermano y hermana, esfuérzate por ser mejor que tú mismo. Que tu meta sea ser mejor cada día. Y que su mayor objetivo sea Cristo.
Oración: Señor, quiero ser mejor cada día. Muéstrame las áreas que necesito mejorar. Amén.
Versículo base: Hermanos, yo mismo no considero haberlo ya alcanzado. Pero una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante, prosigo hacia la meta para obtener el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. (NBA2005) Filipenses 3:13-14