Se escondieron de la presencia del Señor
Ocurrió en Miami, Florida. Una señora estaba en una exposición de arte. En un pedestal había una pieza valorada en $42 mil dólares. La pieza tenía la forma de un perro hecho como si fuera un globo de fiesta, y quizás por eso, la señora quiso tocarla para ver de qué material estaba hecha la escultura. La pieza cayó al suelo, rompiéndose en muchos pedazos. Consternada, la señora se limitaba a decir “lo siento mucho, mucho” y “quiero salir de aquí“.
Es interesante notar que pasaron más de 4000 años entre la caída del hombre en el Jardín del Edén y el día de hoy, pero nuestro comportamiento sigue siendo el mismo. Cuando somos conscientes de haber cometido un error, sólo queremos “desaparecer”. Esto es lo que Adán y Eva trataron de hacer, inmediatamente después de haber comido del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal: “Y oyeron al Señor Dios que se paseaba en el huerto al fresco del día. Entonces el hombre y su mujer se escondieron de la presencia del Señor Dios entre los árboles del huerto“, registra Génesis 3, versículo 8.
Esconderse es lo que hacen los bandidos para evitar ser capturados por la policía. Esconderse es lo que intenta hacer el hijo que hizo algo (nada bueno, seguro) y sabe que su madre lo está buscando. Esconderse es lo que hace un conductor ebrio que atropelló a alguien y huyó de la escena. Esconder el rostro es lo que hacen los delincuentes cuando son detenidos y hay fotógrafos grabando su captura. El culpable solo quiere “desaparecer”.
Sin embargo, sabemos que desaparecer nunca será la solución definitiva. No tenemos registro de cuánto tiempo Adán y Eva pudieron esconderse de Dios entre los árboles. Pero esta realmente no fue la solución correcta, como no fue el tratar de culpar a otros por lo que había sucedido: “La mujer que Tú me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí” y “La serpiente me engañó, y yo comí”, Génesis 3, versículos 12 y 13.
La verdadera solución está registrada en 2ª Crónicas 7, versículo 14: “Si se humilla Mi pueblo sobre el cual es invocado Mi nombre, y oran, buscan Mi rostro y se vuelven de sus malos caminos, entonces Yo oiré desde los cielos, perdonaré su pecado y sanaré su tierra”.
Si cometiste un error, no te escondas, no culpes a los demás. Confiesa tu pecado, ante los hombres y ante Dios, arrepiéntete y abandona el mal camino. Nuestro Dios siempre está dispuesto a perdonar a los que se humillan ante Él, no a los que se esconden.
Oración: Señor, me arrepiento de mis malos caminos. Perdóname Señor, y ayúdame a ser alguien según tu voluntad. Amén.
Versículo base: Y oyeron al Señor Dios que se paseaba en el huerto al fresco del día. Entonces el hombre y su mujer se escondieron de la presencia del Señor Dios entre los árboles del huerto. Pero el Señor Dios llamó al hombre y le dijo: «¿Dónde estás?». Y él respondió: «Te oí en el huerto, tuve miedo porque estaba desnudo, y me escondí». (NBA2005) Génesis 3:8-10