“En otro tiempo te era inútil pero ahora nos es útil”
La carta de Pablo a Filemón es uno de los libros del nuevo testamento y contiene solo 1 capítulo. La carta fue escrita mientras Pablo estaba encarcelado en Roma y tenía un propósito específico: pedirle a Filemón que recibiera a Onésimo.
Onésimo era un esclavo de Filemón. Un día, este esclavo robó a su amo y se escapó, razón por la cual terminó en una prisión romana, junto con Pablo. Allí, aprendió de Pablo sobre el amor de Dios y aceptó a Cristo. Entonces Pablo decide enviar la carta a Filemón anunciando la noticia: “te ruego por mi hijo Onésimo, a quien he engendrado en mis prisiones; quien en otro tiempo te era inútil, pero ahora nos es útil a ti y a mí”. Filemón capítulo 1, versículos 10 y 11.
Como Onésimo, yo también fui una vez inútil para Dios y su reino aquí en la tierra. Vivia mi vida solo para satisfacer mis deseos y anhelos, en una vida que no era conforme a la voluntad de Dios. Tuve que pasar por mi “prisión”, donde pude entender que los planes de Dios para mi vida eran más grandes que los míos. Y fue entonces cuando nació este ministerio, que hoy es útil para establecer el reino de Dios aquí en esta tierra.
¿Cómo has estado sirviendo al reino de Dios aquí en la tierra? ¿Has sido útil? ¿Has estado sirviendo en tu iglesia local?
Ore a Dios ahora y pregúntele cómo puede servirle.
Oración: Señor, quiero ser útil a tu reino aquí en la tierra. Muéstrame cómo puedo servirte. Estoy dispuesto a hacer cualquier cosa que te agrade. Amén.
Versículo base: Te ruego por mi hijo Onésimo, a quien he engendrado en mis prisiones; quien en otro tiempo te era inútil, pero ahora nos es útil a ti y a mí. Y te lo he vuelto a enviar en persona, es decir, como si fuera mi propio corazón. Hubiera querido retenerlo conmigo, para que me sirviera en lugar tuyo en mis prisiones por el evangelio. Pero no quise hacer nada sin tu consentimiento, para que tu bondad no fuera como por obligación, sino por tu propia voluntad. Porque quizá por esto se apartó de ti por algún tiempo, para que lo volvieras a recibir para siempre, ya no como esclavo, sino como más que un esclavo, como un hermano amado, especialmente para mí, pero cuánto más para ti, tanto en la carne como en el Señor. Si me tienes, pues, por compañero, acéptalo como me aceptarías a mí. Y si te ha perjudicado en alguna forma, o te debe algo, cárgalo a mi cuenta. Yo, Pablo, escribo esto con mi propia mano. Yo lo pagaré (por no decirte que aun tú mismo te me debes a mí). (NBA2005) Filemom 1:10-19