“No tengo tiempo”
Quizás la frase más “mentirosa” que todos decimos en algún momento es esta, que está en el título de la reflexión: “No tengo tiempo”. Y tal vez estés pensando que no conozco tu vida, tus deberes y tus responsabilidades, y es verdad. Pero sé que tienes las mismas 24 horas que tengo yo y cada uno de los habitantes de este planeta. Entonces, cuando dices: “No tengo tiempo”, lo que realmente deberías decir es: “Esta no es mi prioridad en ese momento”.
Teniendo las mismas 24 horas que cualquier otra persona en el mundo, decido con qué llenar esas 24 horas. Cada minuto de mi día estará lleno de algo que elegí entre todas las opciones existentes. Si digo “No tengo tiempo para hacer ejercicio“, en realidad estoy decidiendo que el trabajo o el estudio son más importantes que el ejercicio. Es una cuestión de elección y priorización, no de falta de tiempo.
Así es con la oración y el estudio de la palabra de Dios. Nadie deja de orar por falta de tiempo. Es solo una cuestión de prioridades.
En Lucas 14, del versículo 15 al 24, Jesús cuenta la parábola del banquete. Un hombre dio un banquete y mandó invitar a mucha gente. Pero cada uno tenía una excusa diferente para no ir (asunto de prioridad). Así que ese hombre trajo a su fiesta “los pobres, los lisiados, los ciegos y los cojos”. Lo que enseña esta parábola es que aquellos que lo consideren una prioridad participarán en el banquete, sin importar su condición.
Para saber cuáles son las prioridades en tu vida, solo mira tú agenda. ¿Qué hay en ella?
Oración: Señor, quiero que tu reino sea mi prioridad. Quiero usar mi tiempo correctamente. Amén.
Versículo base: “El siervo regresó e informó de esto a su señor. Entonces el dueño de la casa se enojó y mandó a su siervo: “Sal de prisa por las plazas y los callejones del pueblo, y trae acá a los pobres, a los inválidos, a los cojos y a los ciegos”. “Señor —le dijo luego el siervo—, ya hice lo que me mandaste, pero todavía sobra sitio”. Entonces el señor le respondió: “Ve por los caminos y las veredas, y oblígalos a entrar para que se llene mi casa. Os digo que ninguno de aquellos invitados disfrutará de mi banquete”. (NVI) Lucas 14:21-24