El poder de la disciplina

Hombre trabajador sudado y cansado. 2 Crónicas 15: 7

Una de las virtudes más importantes que todos debemos buscar en nuestras vidas se llama disciplina. Sin disciplina sería imposible levantarse de la cama para hacer alguna actividad física o incluso preparar el desayuno e ir a trabajar. Pero afortunadamente, la disciplina es algo que podemos desarrollar aún cuando no la tenemos.

La disciplina nos enseña a ser perseverantes, a no rendirnos incluso ante las dificultades. Nos enseña a tener autocontrol, a resistir las distracciones y las tentaciones, y a intentarlo una y otra vez hasta que logremos nuestro objetivo.

Jesús no habría ido a morir en la cruz sin disciplina, Noé no habría construido el arca sin disciplina, Pablo no habría extendido el evangelio por todo el mundo antiguo sin disciplina, y tu tampoco cumplirás tu propósito aquí en esta tierra si no desarrolla disciplina.

¿Qué hacer entonces? Perseverar. Haz una auto-análisis e identifica dónde fallas, lo que te impide persistir y luego ser fuerte. ¡Decide, toma acción, haz que suceda! Esto es disciplina.

Oración: Señor, quiero ser disciplinado, y sé que solo depende de mí. Ayúdame, Señor, a ser fuerte y a no desanimar, para que mi trabajo sea recompensado. Amén!

Versículo base: “Pero ustedes, ¡manténganse firmes y no bajen la guardia, porque sus obras serán recompensadas!” (NVI) 2 Crónicas 15: 7

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