El poder de la disciplina

Una de las virtudes más importantes que todos debemos buscar en nuestras vidas se llama disciplina. Sin disciplina sería imposible levantarse de la cama para hacer alguna actividad física o incluso preparar el desayuno e ir a trabajar. Pero afortunadamente, la disciplina es algo que podemos desarrollar aún cuando no la tenemos.
La disciplina nos enseña a ser perseverantes, a no rendirnos incluso ante las dificultades. Nos enseña a tener autocontrol, a resistir las distracciones y las tentaciones, y a intentarlo una y otra vez hasta que logremos nuestro objetivo.
Jesús no habría ido a morir en la cruz sin disciplina, Noé no habría construido el arca sin disciplina, Pablo no habría extendido el evangelio por todo el mundo antiguo sin disciplina, y tu tampoco cumplirás tu propósito aquí en esta tierra si no desarrolla disciplina.
¿Qué hacer entonces? Perseverar. Haz una auto-análisis e identifica dónde fallas, lo que te impide persistir y luego ser fuerte. ¡Decide, toma acción, haz que suceda! Esto es disciplina.
Oración: Señor, quiero ser disciplinado, y sé que solo depende de mí. Ayúdame, Señor, a ser fuerte y a no desanimar, para que mi trabajo sea recompensado. Amén!
Versículo base: “Pero ustedes, ¡manténganse firmes y no bajen la guardia, porque sus obras serán recompensadas!” (NVI) 2 Crónicas 15: 7
eso es cierto