Las flores de plástico no mueren
“Las flores de plástico no mueren“, decía una famosa canción brasilera. ¡Y es verdad!
Si quieres flores siempre bonitas y vistosas, te recomiendo las de plástico. No se marchitan, no necesitan agua ni cuidados muy especiales. Quizá con desempolvar de vez en cuando sea suficiente. No cuestan trabajo y siempre estarán como estaban cuando las compraste. Y de hecho no mueren. Pero no mueren, porque no hay vida en ellas que pueda morir. No mueren, porque nunca vivieron.
Muchos de nosotros buscamos crear una vida como la de las flores de plástico: una vida irreal, basada en apariencias. Una vida hermosa por fuera, pero vacía y sin vida por dentro. Quien observa de lejos, ve una vida perfecta, pero cuando se acerca se da cuenta de que es superficial, que realmente no hay vida.
¿Quién dio vida a las flores? ¿Quién es el único capaz de crear vida? Vuelve a aquel que es el dador de la vida, el que hizo los cielos y la tierra y dio vida a todos los seres del planeta. ¡Él está esperando!
Oración: Señor, no quiero una vida de apariencias, quiero volver a ti, dador de vida. ¡Amén!
Versículo base: “¡Sólo tú eres el Señor! Tú has hecho los cielos, y los cielos de los cielos con todas sus estrellas. Tú le das vida a todo lo creado: la tierra y el mar con todo lo que hay en ellos. ¡Por eso te adoran los ejércitos del cielo!” (NVI) Nehemías 9:6