Decide buscar la fuente de agua viva
Hoy terminamos nuestra serie Jesús, la fuente de agua viva. Durante los últimos días aprendimos sobre la necesidad de buscar diariamente la fuente de agua viva, para que podamos ser fuertes y saludables espiritualmente. Y ahora es el momento de tomar decisiones.
Algo que sabemos sobre el agua es que el agua viva es agua corriente, es agua en movimiento. Porque el agua que se detiene, se echa a perder. El agua, cuando está mucho tiempo quieta, o expuesta al calor, prolifera bacterias, pierde su cloro y sus propiedades esterilizadoras. El agua corriente, en cambio, es agua viva, es agua buena, es agua que se puede consumir.
Por lo tanto, nuestra relación con Cristo debe ser “en movimiento“. Necesita estar en movimiento, necesita ser reavivada todos los días. Por tanto, la gran decisión que hay que tomar hoy es esta: la decisión definitiva de buscar a Cristo cada día en oración. Decide beber del manantial de agua viva, de agua corriente.
Que tu horario de oración no sea negociable. Que tu momento de oración sea intocable, insustituible, irrevocable. Que nada, ni un solo día, te impida orar. Que la pereza, el trabajo, el ocio o la familia no se conviertan en motivo para no beber cada día de la fuente de agua viva.
Oración: Señor, hoy decido buscarte todos los días, sin perder ni uno solo. Será mi cita diaria más importante. ¡Amén!
Versículo base: –Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed –respondió Jesús–, pero el que beba del agua que yo le daré, no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna. (NVI) Juan 4:13-14