El legado permanece
Sucedió el 8 de mayo de 1886. Un farmacéutico llamado John Pemberton vendía por primera vez una bebida carbonatada, que era refrescante y además servía para el dolor de estómago. Esta bebida fue bautizada con un nombre que probablemente hayas escuchado algún día: Coca Cola.
John Pemberton, sin embargo, moriría poco más de 2 años después, a los 57 años, en agosto de 1888, sin haber visto nunca cómo su invento se convertía en la bebida más popular del planeta.
No sé cuándo dejaré esta vida. Pero espero que mi paso por ella deje algo significativo. Pero no, no hablo de una bebida famosa o de una compañía extraordinaria. Hablo de dejar un legado en la vida de mis hijos y de aquellos con los que pude convivir. Y en esta misión, para construir este legado, necesito entender que es posible que no vea los frutos de mi trabajo en esta vida, pero eso no quiere decir que haya sido en vano. Porque siempre puede quedar un legado, aunque no lo vea en vida.
Sin embargo, debo recordar que los legados no positivos también quedan. Si soy violento, blasfemo, si no enseño principios a mis hijos, este legado también quedará en sus vidas y en las generaciones futuras. Por eso necesito, más que nunca, trabajar en mi interior y en mi carácter, buscando a Dios todos los días.
Oración: Señor, quiero dejar un legado positivo a este mundo. Y sé que para eso, primero debo trabajar en mi mente y corazón, para vivir como te agrada. ¡Amén!
Versículo base: No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos. Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe. (NVI) Gálatas 6:9-10