En realidad, nada cambia, pero quién sabe, todo cambia

Hombre pinta una pared

Hoy comenzamos un nuevo año. Hay 365 nuevas páginas, frente a nosotros, esperando ser escritas. Qué bonito es saber que lo que vamos a hacer en estos 365 días depende apenas de nosotros.

Algo que siempre me llamó la atención en el año Nuevo es esto: en realidad, nada cambia, pero quién sabe, todo cambia.

De hecho, nada cambia. Sí, porque nos despertamos el 1 de enero con el mismo trabajo que teníamos el 31 de diciembre, la misma esposa y los mismos hijos. Las deudas tampoco desaparecieron la pasada medianoche. Si estabas enfermo, es posible que la cura no llegó cuando abriste el champán y brindaste a las 00:00 de ayer. De hecho, nada cambia.

Pero quién sabe, todo cambia. Porque el gran cambio de un nuevo año no está en el exterior, sino en el interior. El cambio es interno porque podemos visualizar una nueva oportunidad para comenzar. Es una oportunidad para hacer un año diferente al anterior, para ser mejor, para buscar más a Dios, para cuidar tu salud, para abrazar más, para ser un mejor padre y esposo, para buscar ese ascenso en el trabajo o comenzar ese empresa. Quién sabe, todo cambia.

¿Algo cambiará este nuevo año en tu vida? ¡Depende de ti!

Oración: Señor, deseo cambios en este nuevo año. Ayúdame a ser el protagonista de estos cambios, sin esperar a que sucedan por un simple cambio de calendario. ¡Amén!

Versículo base: ¡Refúgiense en el Señor y en su fuerza, busquen siempre su presencia! ¡Recuerden las maravillas que ha realizado, los prodigios y los juicios que ha emitido! (NVI) 1 Crônicas 16:11-12

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