Reconoce tu vulnerabilidad

Una copa de cristal

Una característica fundamental para quienes han comprendido las enseñanzas de Cristo es esta: reconocer que son vulnerables. Cuando me reconozco vulnerable, acepto que sin Dios no puedo hacer nada.

Sin embargo, la mayoría de nosotros creemos más en nuestra propia fuerza y ​​capacidad que en la acción de Dios en nuestras vidas. Y así, el orgullo comienza a tomar lugar en nuestras vidas. Esto es lo que le sucedió al gobernante de Tiro, quien fue advertido por el profeta Ezequiel:

“‘Hijo de hombre, adviértele al rey de Tiro que así dice el Señor omnipotente: “En la intimidad de tu arrogancia dijiste: ?Yo soy un dios, sentado en un trono de dioses. ¡Pero tú no eres un dios, aunque te creas que lo eres! ¡Tú eres un simple mortal!‘” Ezequiel 28:2

No seas como el gobernador de Tiro. Más bien, sé como Pablo, que sabía que era en su debilidad que podría ser fuerte: “Por tanto, por amor de Cristo, me regocijo en las debilidades, en los insultos, en las necesidades, en las persecuciones, en las angustias. Porque cuando soy débil es que Soy fuerte.” 2 Corintios 12:10

Nuestro Dios resiste a los orgullosos, pero da gracia a los humildes. Le agrada el que reconoce que no tiene fuerzas y que lo necesita. Él espera tu pedido de ayuda, tu oración, tu grito. Y si tu no lo estás buscando en cada situación de tu vida, debe revisar tu corazón para ver si ya no está lleno de orgullo.

Oración: Señor, quiero reconocer que soy vulnerable. Reconozco que dependo de ti. No puedo hacer nada sin ti. ¡Amén!

Versículo base: Pero él nos da mayor ayuda con su gracia. Por eso dice la Escritura: “Dios resiste a los orgullosos, pero da gracia a los humildes.” Así que sométanse a Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes. (NVI) Santiago 4:6-7

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