La familia, el plan perfecto de Dios
Si volvemos nuestros ojos para la Biblia, podemos ver que cuando Dios creó al hombre, ya el primer día le hizo su compañera. Es decir, Dios instituyó allí la primera familia en la historia de la humanidad.
Tomando solo el texto de Génesis 2, puedo encontrar dos manifestaciones claras de Dios sobre la importancia de la familia.
- “No es bueno que el hombre esté solo”. (verso 18)
El hombre no fue creado para la soledad. Nuestro diseño original contempla la vida familiar. Un hombre solo es más propenso a una vida de rebeldía, lejos de Dios. Necesitamos una familia, no solo para cuidar y proteger, sino también para dar cuenta de nuestras acciones. No es bueno que el hombre esté solo.
2. “Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, y los dos se funden en un solo ser.” (verso 24)
Luego, el hombre nace en una familia y después, dejará esa familia cuando llegue el momento de formar una nueva familia. La Biblia no dice que un hombre dejará a su padre y a su madre para perseguir su realización profesional o para lograr sus metas personales, sino para unirse con una mujer, formando un nuevo hogar.
La familia nació en el corazón de Dios. No importa en qué condición se encuentre su familia hoy, sepa que ella fue planeada en el corazón de Dios.
Oración: Señor, te agradezco hoy por mi familia, la que tuve cuando era niño y por la nueva familia que formé a través del matrimonio. Gracias Señor por la família. ¡Amén!
Versículo base: Luego Dios el Señor dijo: “No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada. Entonces Dios el Señor hizo que el hombre cayera en un sueño profundo y, mientras éste dormía, le sacó una costilla y le cerró la herida. De la costilla que le había quitado al hombre, Dios el Señor hizo una mujer y se la presentó al hombre, el cual exclamó: “Ésta sí es hueso de mis huesos y carne de mi carne. porque del hombre fue sacada”. Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, y los dos se funden en un solo ser.” (NVI) Génesis 2: 18, 21-24